Introducción

Entre los años 73 y 71 a.C., el esclavo tracio Espartaco encabezó una de las más importantes rebeliones de la historia antigua contra la República romana: la llamada Tercera Guerra Servil. Lo que comenzó como un motín en la escuela de gladiadores de Capua se transformó en una guerra a gran escala que puso en jaque al poder de Roma y demostró la fragilidad de un sistema basado en la esclavitud. El levantamiento de Espartaco y sus seguidores, formado por decenas de miles de esclavos, fue sofocado finalmente por el general Marco Licinio Craso, pero su figura pasó a la posteridad como símbolo de rebeldía y lucha por la libertad.
La película Espartaco (Stanley Kubrick, 1960) se sitúa, precisamente, en este contexto, combinando el rigor histórico con el dramatismo épico para narrar la vida, revolución y muerte del líder esclavo. El relato, basado en la novela homónima de Howard Fast, fue llevado al cine con un reparto estelar y una clara intención política: hacer de la lucha de Espartaco una alegoría contemporánea.
Fechas clave
- 73 a.C.: Comienza la Tercera Guerra Servil con la fuga de gladiadores liderados por Espartaco.
- 72 a.C.: Las fuerzas esclavas vencen a varios ejércitos romanos y avanzan hacia el norte de Italia.
- 71 a.C.: Marco Licinio Craso derrota a Espartaco en Lucania. Miles de esclavos son crucificados.
- Siglo I a.C.: Auge del esclavismo como base económica y social de la República romana.
Ficha técnico-artística

Título y año: Espartaco (Spartacus, 1960).
Duración: 197 min.
País: Estados Unidos.
Director: Stanley Kubrick.
Guion: Dalton Trumbo, basado en la novela homónima de Howard Fast.
Música: Alex North.
Fotografía: Russell Metty.
Reparto: Kirk Douglas, Laurence Olivier, Jean Simmons, Charles Laughton, Peter Ustinov, Tony Curtis.
Productora: Bryna Productions / Universal Pictures.
Sinopsis

Espartaco (Kirk Douglas), un esclavo tracio condenado a luchar como gladiador, lidera una revuelta que une a miles de esclavos en su huida hacia la libertad. Mientras el Senado romano debate cómo sofocar la insurrección, los gladiadores derrotan a varios ejércitos, pero finalmente son acorralados por las legiones de Craso (Laurence Olivier). La historia concluye con la derrota de los rebeldes y la crucifixión de Espartaco, cuyo sacrificio simboliza la esperanza de una humanidad libre.
Valoración crítica
Espartaco (Stanley Kubrick, 1960) es un filme de dimensiones colosales que trasciende su condición de superproducción épica para convertirse en un artefacto ideológico y simbólico de primer orden1. Basada en la figura histórica del esclavo tracio que lideró una de las más grandes rebeliones contra la Roma republicana, la película dramatiza el conflicto entre opresión y libertad, entre poder establecido y aspiración humana a la dignidad. Pero sería ingenuo pensar que solo habla del siglo I a.C.: Espartaco es, ante todo, una parábola moral rodada en un momento de gran tensión política y cultural en los Estados Unidos.
Aunque dirigida oficialmente por Kubrick, el verdadero artífice del proyecto fue Kirk Douglas, productor y protagonista, quien tomó la decisión —históricamente trascendental— de contratar como guionista a Dalton Trumbo, uno de los integrantes del grupo de los Diez de Hollywood2, represaliados por el Comité de Actividades Antiamericanas durante la era del macartismo. Este hecho convirtió a Espartaco en un gesto de insubordinación cívica: por primera vez en más de una década, un escritor incluido en la lista negra aparecía acreditado con su nombre real en los títulos de crédito. En este sentido, la película no solo recupera una historia del pasado, sino que reescribe el presente con un grito de resistencia: “Soy Espartaco” resuena como una declaración colectiva contra la delación, la censura y la injusticia institucionalizada.
Desde el punto de vista histórico, el filme se toma libertades significativas. La rebelión de esclavos encabezada por Espartaco en el año 73 a.C., si bien documentada por fuentes romanas como Apiano o Plutarco, se presenta aquí con un aire de epopeya moral que diluye matices. La figura de Espartaco es tratada como un protohéroe moderno: noble, racional, fiel a su esposa (Inés), portador de valores universales. En realidad, sabemos muy poco de sus motivaciones y carácter, y su movimiento fue probablemente menos homogéneo y menos idealista que lo que el cine ha querido mostrarnos.
Kubrick —pese a sus posteriores distancias con el proyecto— introduce algunas claves visuales poderosas: el uso del cinemascope para mostrar la vastedad del mundo romano, la simetría obsesiva en las composiciones, la contraposición entre el desierto y la ciudad, entre el polvo de los esclavos y el mármol de los patricios. La secuencia de la batalla campal, con miles de extras reales (nada de CGI aquí, sólo músculo, sudor y disciplina), es una coreografía bélica que remite tanto al clasicismo pictórico como al realismo brutal.
Peter Ustinov, en su oscarizado papel del comerciante de esclavos Batiatus, y Charles Laughton como el senador Graco, aportan matices al retrato de la sociedad romana, aunque el mayor antagonismo recae en Laurence Olivier, cuyo Marco Licinio Craso encarna el arquetipo del poder frío, imperial, dispuesto a sacrificar cualquier cosa por preservar el orden. En él se proyectan las pulsiones autoritarias de todo tiempo: la voluntad de dominio sobre los cuerpos, las ideas y los deseos.
Es aquí donde la película alcanza sus mayores resonancias contemporáneas. En plena Guerra Fría, con el mundo dividido en dos bloques y el temor a la subversión latiendo en la conciencia estadounidense, Espartaco se atreve a mostrar un colectivo de oprimidos que se organiza, lucha y —aunque fracasa— deja una huella de redención. Es un relato que, sin decirlo explícitamente, cuestiona las jerarquías establecidas y defiende la acción colectiva como forma de transformación social. En los tiempos del “sueño americano”, donde el individualismo era canon, este mensaje era pura dinamita.
Desde una óptica crítica, puede achacarse al filme cierto maniqueísmo moral (los esclavos son nobles y justos; los romanos, crueles y decadentes), una idealización excesiva de la figura femenina (Jean Simmons como Varinia, la esposa fiel y etérea), y un clímax quizá demasiado edulcorado (la crucifixión como martirio redentor, casi cristológico). Pero en su conjunto, Espartaco sigue siendo un hito del cine histórico, no por su exactitud, sino por su capacidad de utilizar el pasado para iluminar el presente.
En definitiva, Espartaco no reconstruye la historia, la reinterpreta con los ojos y las urgencias de su tiempo. En su crudeza, en su grandilocuencia, en su lirismo y en su mensaje, se resume una época del cine y del mundo. Como los grandes frescos épicos, no aspira tanto a la fidelidad documental como a la resonancia simbólica. Y en eso, triunfa sin ambages.
Curiosidades
- El papel de director fue originalmente ofrecido a Anthony Mann, pero Kirk Douglas lo despidió tras la primera semana de rodaje y contrató a Stanley Kubrick.
- Dalton Trumbo escribió el guion mientras seguía oficialmente vetado por la industria: su nombre apareció por primera vez en los créditos gracias a este filme.
- Charles Laughton y Laurence Olivier tenían posiciones políticas enfrentadas, lo que dotó de tensión real a sus escenas.
- La banda sonora de Alex North fue una de las primeras compuestas para una película en formato estéreo.
Aplicación didáctica
- Introducción: Investiga la figura histórica de Espartaco y las causas de la Tercera Guerra Servil. ¿Qué papel jugaba la esclavitud en la República romana?
- Contexto histórico: Contrasta los hechos históricos conocidos sobre la rebelión de Espartaco con la versión cinematográfica. ¿En qué aspectos coincide y en cuáles se aleja el filme de la historia?
- Valoración personal: Reflexiona sobre el significado de la escena final. ¿Crees que la frase «Yo soy Espartaco» tiene validez simbólica en la actualidad? ¿Puedes relacionarla con alguna situación reciente de solidaridad o resistencia colectiva?
Fuentes de información
- APIANO. (2016). Historia romana III. Guerras civiles (Libros III-V). Barcelona: RBA Libros.
- CERVERA, C. (6 de marzo de 2020). Historia desconocida de la crucifixión: el castigo más atroz (y humillante) de la Antigua Roma. Diario ABC. https://www.abc.es/historia/abci-historia-desconocida-crucifixion-castigo-mas-atroz-y-humillante-antigua-roma-202003060108_noticia.html
- FAST, H. (2003). Espartaco. Barcelona: Edhasa.
- MARTÍNEZ, R. (2009). Las rebeliones serviles de la antigüedad clásica como fenómeno de sumisión, resistencia e interiorización de la dependencia. Studia Historica. Historia Antigua, 25. Recuperado a partir de https://revistas.usal.es/uno/index.php/0213-2052/article/view/1180
- Opinion (13 de octubre de 2023). Cómo Spartacus de Stanley Kubrick rompió las listas negras de Hollywood | NR | Periodismo alternativo. NR | Periodismo alternativo. https://nuevarevolucion.es/como-spartacus-de-stanley-kubrick-rompio-las-listas-negras-de-hollywood/
- Página principal. (s. f.). https://www.metakinema.es/metakineman14s1a1_Oscar_Lapena_Marchena_Spartacus.html
- PLUTARCO. (1999). Vidas paralelas: Alejandro-César, Pericles-Fabio Máximo, Alcibíades-Coriolano. Madrid: Cátedra Ediciones.
- The Film Nook Set. (16 de abril de 2025). Espartaco (1960) crítica: La épica rebelión de Stanley Kubrick. https://filmnookset.com/peliculas/espartaco/
- ZÚMER, C. (s. f.). Brujas, jueces, actores: diez hombres amotinados en Hollywood. Jot Down. https://www.jotdown.es/2020/07/brujas-jueces-actores-diez-hombres-amotinados-en-hollywood/
- Espartaco se convirtió en un artefacto ideológico y simbólico por su denuncia del totalitarismo, su reivindicación de la libertad y la dignidad humana, y su papel en la rehabilitación de los represaliados del macarthismo. El guion de Dalton Trumbo rompió la censura política en Hollywood. La escena “¡Yo soy Espartaco!” se volvió un emblema de resistencia colectiva. Kirk Douglas usó su influencia para desafiar al sistema desde dentro. Fue una superproducción con alma de manifiesto. ↩︎
- Los Diez de Hollywood fueron un grupo de guionistas y directores que, en 1947, se negaron a declarar ante el Comité de Actividades Antiestadounidenses del Congreso (HUAC) sobre su presunta afiliación comunista. Su propósito era defender la libertad de expresión frente a la injerencia política en el arte. Todos fueron condenados por desacato y encarcelados, quedando luego en la lista negra de los estudios. Entre ellos destacaron Dalton Trumbo, Edward Dmytryk y Ring Lardner Jr. La iniciativa fue impulsada por la Alianza de Productores de Cine y Televisión, presionada por el clima de miedo anticomunista. ↩︎