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¿Sabías que la censura quiso ocultar la realidad social que «Surcos» (José Antonio Nieves Conde, 1951) denunciaba?

Surcos (José Antonio Nieves Conde, 1951) es un ejemplo de cómo la miseria rural obligó a muchas familias a abandonar el campo para migrar a la ciudad. Las dificultades a las que éstas hubieron de hacer frente fueron proporcionales a su capacidad de adaptación. Como era de prever, en muchos casos, el paro y la delincuencia se adueñaron de los barrios periféricos, por lo que ante este desalentador panorama, el franquismo solía hacer oídos sordos. En caso contrario, se ocupaba de incoar cualquier acción que pusiera sus logros en tela de juicio. Así, cuando en Surcos Pepe es arrojado por «el Chamberlain» a la vía del tren, debería haberse visto a una nueva familia apeándose de un tren con destino a Madrid. Sin embargo, la censura hizo el resto: Evitó que se pusieran de manifiesto los graves desequilibrios económico-sociales existentes entre el campo y la ciudad. En otras palabras, el franquismo reducía a Surcos a la categoría de lo que hoy llamaríamos «caso aislado», con el fin de crear confusión en lo que podríamos interpretar como una mezcla de realidad y ficción.